García se limpió la nariz con la manga. Le dolía una oreja y el ojo lo tenía casi cerrado. Apretó los dientes para no llorar. Madre le reñirá por la sangre y el barro de su ropa. Refunfuñará, le sacará los pantalones y la camisa y los echará al barreño para
frotarlos con el jabón que huele a petróleo. El López y los otros la habían hecho buena. Cuando se entere padre los va a poner firmes.
Ezequiel Teodoro
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