¡María! ¿Estas lista? María parecía no escuchar a su madre. Tumbada boca arriba
sobre la cama miraba a su alrededor deseando encontrar algo nuevo. En su mesilla de
noche descansaban, sin haber sido leídos jamás, los mismos libros desde hacía años. Y
si abría sus pequeños cajones, un montón de cromos y recortables, con los que nunca
supo jugar del todo, aparecían metidos entre las páginas de un antiguo misal de la
abuel
Emy Luna
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