Relat de febrer: ¡Qué salsa!

La inteligencia produce belleza
Proverbio siciliano

Papá me contó muchas veces esta historia. Y yo aquí la repito para que por fin quede por escrito.

Corrían los años 50 del siglo XX en la Sicilia de la postguerra.

Mi nonno, Calogero Centofanti, hombre noble de buen proceder, era sin embargo muy caprichoso a la hora de comer. Y cada vez que mi nonna Leonarda le servía un plato de lasaña, surgían de boca del nonno comentarios de la más triste calaña, criticando por distintas razones la sazón de su salsa.

– Le falta sal –decía el lunes.

– Le falta orégano –decía el martes.

– Le falta aceite. ¡La pasta no se mancha, no se impregna de la salsa! – decía el miércoles.

– Le falta consistencia. Está muy aguada – decía el jueves.

– Le faltan especias – decía el viernes.

Carmelo Urso


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