Los objetos consiguen a las personas, son ellos quienes nos buscan y no nosotros. Esta frase que hace tiempo yo leí, escéptico, en una novela explicaría el impulso que me llevó a coger una milenaria tableta de arcilla en el Fitzwilliam Museum. Y aún más: los acontecimientos que precedieron al instante fatídico, así como la idea nacida de ese acto espontáneo me demuestran ahora la verdad de esta sentencia.
Juan Varias
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