Marisa observa la costura de las medias comprimiendo la carne de sus enormes muslos y, por primera vez en la vida, su propia imagen no le resulta grotesca: se siente tremendamente sexy, y está cada vez más convencida de que la cita con ese desconocido va a ser todo un éxito. La aterciopelada voy de Peggy Lee llega a sus oídos desde las entrañas de los altavoces de su equipo de música, y advierte en ella una confirmación de su favorable augurio: Oh, this is the night… It’s a beautiful night, and we call it bella notte…
Andrea Coca Gómez
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