Con diez años, cometió su primer robo en una granja que se encontraba de camino a la escuela. Fue un acto instintivo, sin haberlo planeado por adelantado. El hurto fue una bolsa de regaliz negro. Aunque silo al salir a la calle se arrepintió de cogerla, después de un rato de pensar mientras saboreaba la deliciosa goma, no le pareció un hecho tan grate y sí emocionante.
Jordi Cabré Carbó
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